27 septiembre, 2006

Chiron: cultura clásica 2.0

En la antigua Grecia, el nombre de Chiron (Χείρων) era sinónimo de formación, de educación, de sabiduría. Bajo el nombre del centauro educador, un grupo de docentes de lenguas clásicas hemos iniciado un proyecto de trabajo colaborativo centrado en nuestras materias.
Otros proyectos muy interesantes han propiciado esta iniciativa, sentando las bases para que naciera esta nueva propuesta para la cultura clásica. Somos deudores de páginas como el Anillo de Clásicas, del proyecto Grammaticus, de Labyrinthus, de www.culturaclasica.com, de www.culturaclasica.net, de tantas y tantas otras páginas que nos sirven diariamente para nuestras clases. Chiron es la evolución natural de estos recursos dentro de una nueva visión del uso de Internet.

La página de Chiron está realizada por y para profesores de lenguas clásicas interesados en el uso de las nuevas tecnologías en el aula, convencidos de que el conocimiento crece a medida que se comparte. Por eso, los contenidos de este nuevo sitio aumentan con la participación de todos y todos nos beneficiamos de ello.
De momento, debemos a la XTEC el alojamiento de la página. Disponemos de versiones en distintas lenguas (de momento latín, castellano, catalán, gallego e inglés) a la espera de más colaboraciones.

El contenido de la página está estructurado en cinco bloques:

  • Wiki de recursos clásicos. Espacio donde recogemos y clasificamos recursos sobre las lenguas clásicas y su cultura.
  • Marcador social. Lugar donde clasificamos enlaces interesantes mediante etiquetas.
  • Galería de imágenes. Imágenes de temática clásica para uso docente.
  • Planeta Clásico. Espacio donde poder leer las últimas actualizaciones de los blogs clásicos.
  • Cursos. Oferta formativa para profesores en la plataforma moodle (todavía en preparación)
Cualquiera de estos bloques puede usarse de consulta o referencia, pero lo más interesante es que es un proyecto abierto y que necesita de tu participación para crecer.
Si consideras interesante este proyecto, procura difundirlo entre tus colegas, según tus posibilidades:
  • Si tienes un blog o una página web, reproduce en ella este mensaje.
  • Además, puedes enviar por e-mail un enlace a este artículo, y a la página web de CHIRON: http://www.chironweb.org

20 junio, 2006

Blogoduelo: libros de texto

Al parecer, mi exabrupto a modo de provocación invitando a quemar los libros de texto ha suscitado un cierto revuelo a juzgar por alguno de los comentarios, de modo que incluso Sebastià Giralt ha decidido erigirse en paladín del libro de texto y me reta a un blogoduelo sobre el asunto.

He de decir que mi carácter poco dado a la competición me retrae de meterme casi siempre en este tipo de luchas dialécticas, y menos aún con personas con una formación y sensatez como las de Sebastià. Mas, dado que es él quien me califica de “esperit provocador i anarquitzant”, me veo casi forzado a dejar por escrito algunas reflexiones sobre el asunto.

En primer lugar, para acotar el tema, mi invitación a quemar libros se ceñía a los libros de texto, nada más. Creo que siempre he dejado clara mi pasión por los libros: la última vez en un artículo de hace una semana leído en un programa de radio local.

Y a partir de aquí, mis razones para detestar los libros de texto:

  1. El método. Dice Sebastià, y dice bien, que “l’aprenentatge de qualsevol matèria -i especialment de les llengües- exigeix un mètode. (…) Un llibre de text ens el pot proporcionar, aquest mètode”. El libro de texto, si es bueno, proporciona el método, verdad, pero el método del autor del libro, no el tuyo. El profesor debe tener claro cuáles son los objetivos de su asignatura y cuál es el camino que conduce a esos objetivos, un camino que rara vez coincide de un docente a otro; recuérdese el dicho: cada maestrillo tiene su librillo. 
  2. Utilidad. Afirma Sebastià que “se’n pot aprendre molt, dels bons llibres de text, sovint elaborats per altres professors que ens duen anys d’avantatge i d’experiència. Jo puc dir que, a partir d’alguns llibres de text, he après a ensenyar d’una manera força diferent a com em van ensenyar a mi”. Él mismo lo ha dicho, ha aprendido nuevas formas de enseñar a partir de varios libros de texto; quiere decir esto que han sido útiles para él, ha sacado las cosas buenas de varios libros. Los alumnos, en cambio, sólo han tenido un libro de texto y, lo que es peor, tienden a creer que más allá de su libro no hay nada. 
  3. La vida. El libro de texto está destinado a morir desde el mismo momento de su nacimiento. No conservo prácticamente ningún libro de mis tiempos de estudiante. Tengo muchos libros de texto, pero son los que he utilizado como profesor, para coger materiales de aquí y allá y elaborar a partir de ellos los míos. Pienso que sería mucho más eficaz la elaboración de un wikilibro de cada asignatura por parte de cada grupo de alumnos bajo la tutela del profesor. Coincido con Paco, que, en su respuesta al mismo meme desecadenante de este blogoduelo, afirma: “Yo apuesto por herramientas como webquests, blogs, wikis, etc insertadas en un modelo centrado en el alumno, en la cooperación y en un cambio del papel del profesorado”. 
  4. El precio. Y si a todo lo anterior unimos el precio de los libros de texto, la pregunta es: ¿merece la pena? ¿Por qué las editoriales vienen a los centros con tantos regalitos para los profesores? ¿Es que intentan engatusar a alguien? 

Dicho todo esto, para terminar al modo horaciano en su Epodo II, mi anuncio de que el próximo curso estoy preparándome para utilizar por primera vez un libro de texto: Lingua Latina per se illustrata, que más que un libro de texto es una auténtica propuesta metodológica.

05 marzo, 2006

Ars docendi

Llevo ya unos cuantos años enseñando latín (al menos intentándolo), y algunos de los últimos no dejo de darle vueltas a la cuestión del método que se ha de emplear. Esta comedura de coco se me ha vuelto a plantear desde que Antonio y Emilio estuvieron presentando el método Ørberg durante las VI Jornadas de Humanidades Clásicas.
Todo esto, creo, no es más que el reflejo de cierto cansancio o insatisfacción del método tradicional de enseñanza del latín, con demasiados contenidos gramaticales, tal vez. En esta entrada quiero dejar anotadas algunas ideas que he ido revisando a este respecto.
Ciertos métodos más o menos actuales, como el propio método Ørberg, propugnan un aprendizaje natural de la lengua latina, con todo su material escrito en latín, y pretenden que en las clases el profesor y los alumnos utilicen esta misma lengua. A esto se opone, por ejemplo, El Brocense que, en su pequeño tratado Arte para en breve saber latín, explica:

Dicen algunos grosseros, que pues el niño va a la escuela a deprender Latin, que es bien que comience luego a chascar en Latin, chascar dicen, i otros mas pulidos dicen engullir, i otros, que para mi son irracionales, dicen, Vel male, vel bene loquere cum M. No merece esto respuesta; pero por satisfacer a algunos, que por estos se podrian engañar, digo que el Latin de las artes de Gramatica, no aprovecha para hablar, ni escrivir […] Quien quisiere ver cuanto importa saber en Romance el arte, si tanta gana tiene de llegar al Latin, tome dos niños de igual habilidad, i lleve al uno por Romance, i al otro por el Arte Latina, y vera al fin de seis o ocho meses quanto mas presto, i con quantas ventajas, da mejor cuenta de los autores Latinos el Romancista, que el Latinista.

Se pretende, pues, que el discípulo adquiera los rudimentos de la Gramática para, inmediatamente, ponerlo ante autores latinos como Virgilio o Cicerón. Esto mismo se puede leer en el italiano Ch. Longueil, quien comenta a J. Maldonado (Paraenesis ad politiores litteras adversus grammaticorum vulgum):

Nosotros ponemos en manos de los niños un librito de cuatro a cinco hojas, en el que se les presenta un breve esquema de las declinaciones y de las conjugaciones; y, cuando lo saben, cosa que lleva menos de un mes, enseguida los pasamos a Terencio o a Salustio.

Una discusión acerca del modelo pedagógico de Nebrija y de las primeras reacciones adversas puede leerse aquí. Los humanistas que empiezan a cuestionar el método de Nebrija (El Brocense, Lucio Marineo Sículo) defienden el sistema de enseñar rápidamente unos rudimentos de gramática latina e introducir lo antes posible al alumno en la lectura de autores clásicos. Yo quise probar este método en algún momento; llegué incluso a empezar a preparar la herramienta electrónica para ello. Por ahora no lo he puesto en práctica, tal vez por miedo, tal vez porque me parece que hay que hacer una selección inicial de textos que no he tenido tiempo de realizar.

Tenemos pues dos caminos: enseñar los rudimentos gramaticales a los alumnos e introducirlos enseguida en la lectura de autores clásicos; o utilizar un método tipo Ørberg con el que se pretende que los alumnos comprendan los textos y descubran por sí mismos los mecanimos de la gramática. Los libros de texto que suelen utilizarse han tirado por la calle de en medio: proponen una secuenciación de ejercicios gramaticales y frases sueltas para practicar cada uno de ellos. Ésta sea tal vez la solución menos atractiva: las frases sueltas pueden carecer de sentido fuera de su contexto, y resultan forzadas en cuanto a su dificultad, pues hay que evitar los contenidos gramaticales que aún no se han estudiado.

No sé qué hacéis vosotros en vuestras aulas. Yo estoy tan cansado, que estoy dispuesto a probar cualquier cosa. Dadme ideas.

27 enero, 2006

Artículo de Sebastià Giralt


Acabo de leer el gran artículo de Sebastià Giralt en Methodos. Hace un buen repaso a las posibilidades de uso de internet en el aula, y un agudo examen de sus pros y sus contras.

Entre otras cosas, habla de las posibilidades de que hoy disponemos para desarrollar eficazmente trabajos de colaboración. Sin embargo, como el propio Sebastià reconoce, a los profesores nos cuesta salir de la rutina y lanzarnos al trabajo colaborativo.
Creo que actualmente hay un buen número de docentes de clásicas en nuestro país desarrollando materiales accesibles desde internet. Basta echar un vistazo a las páginas que integran el Anillo de Departamentos de Clásicas. Lo que necesitamos es, tal vez, detenernos un momento, diseñar un proyecto común y aunar esfuerzos para construir un gran sitio entre todos.

Ésta es mi propuesta; muy vaga, cierto. Pero podemos empezar a hablar.